Historia de Agudo

Historia de Agudo (Ciudad Real)
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martes, 1 de septiembre de 2015

La Casa de la Inquisición: Familiares y Comisarios del Santo Oficio en Agudo

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Una de las casas más representativas que tenemos en Agudo es la casa de la Inquisición.  En ella podemos ver el escudo de la Inquisición, con los símbolos clásicos: en el centro, una cruz que simboliza la autoridad de la Iglesia; debajo una cruz de la orden de Calatrava;  a la izquierda, una espada representa la justicia y el castigo para los herejes; a la derecha, una rama de olivo que muestra el perdón y la reconciliación; por encima,  lleva una corona real representando el poder de la monarquía.

Escudo de la Casa de la Inquisición de Agudo (Ciudad Real)

Hay otras casas de la Inquisición en poblaciones cercanas como Almadén, la Puebla de Alcocer o algo más alejadas, como Argamansilla de Calatrava.

Casa Inquisición de Almadén - Hotel Casa de los Fúcares
Casa Inquisición de Argamansilla de Calatrava

Casa Inquisición de la Puebla de Alcocer (Badajoz)
Pero, ¿Qué historia hay detrás?

En principio, la sola presencia del escudo ya nos indica que en esa casa vivió una persona que tuvo un cargo inquisitorial, como podía ser el de Familiar del Santo Oficio

Familiares del Santo Oficio

Los Tribunales de la Inquisición en Castilla la Nueva fueron tres: Cuenca, Toledo y Murcia. En 1483, se creó el tribunal de Toledo.

Desde un principio, el Santo Oficio quiso extender su influencia a todos sus territorios. Esto lo consiguió mediante una amplia red de colaboradores, siendo el familiar la figura más extendida en el mundo rural. 

Los familiares del Santo Oficio realizaban tareas de apoyo al sistema inquisitorial. No eran una especie de policía. Tampoco se trataba de un cargo remunerado. Lo que realmente atraía a sus miembros para solicitar este cargo eran los privilegios y las posibilidades de ascenso social. Su figura irá cambiando a lo largo del tiempo. No tuvieron el mismo papel los familiares de los primeros tiempos que se dedicaban a vigilar a los falsos conversos, que los de los últimos momentos, donde, por ejemplo, se les asignó calmar a la población durante la guerra de la Independencia.

Funciones de los Familiares

Las funciones de los familiares incluían:
  • La protección y acompañamiento de inquisidores, ministros y oficiales.
  • El auxilio al Santo Oficio y su personal. Podía concretarse en cualquier servicio que necesitaran los tribunales.
  • Capturas. Generalmente ayudando a los alguaciles.
  • Custodia de los prisioneros -incluso, en sus casas-.
  • Denuncias, aunque no solían hacerlo.
  • También se encargaban de las informaciones de limpieza de sangre o de la publicación de los edictos de fe o en distintos momentos de los autos de fe.
Cualidades exigidas para el acceso a la familiatura

El acceso a la familiatura estaba regido por una serie de normas. El demandante debía demostrar que residía en la villa donde quería ejercer el cargo, que el número de vecinos permitía un nuevo nombramiento o que existía una vacante (se permitía hasta cuatro familiares en poblaciones de más de quinientos vecinos y dos en el resto). Los candidatos solían ser hombres, no extranjeros, mayores de 25 años y que estuvieran casados. Las cartas de solicitud iban acompañadas de los datos personales de solicitante, oficio, estado civil y genealogía. La limpieza de sangre era fundamental.

Los clérigos no podían acceder, porque no podían sumar más privilegios. 

En un principio, cualquier persona podía solicitar el acceso, pero, a partir de 1604, se prohibió el acceso de carniceros, pasteleros, herradores y otros oficios semejantes. En los tribunales castellanos la familiatura era signo de honor y sus miembros eran principalmente personas de riqueza y nobleza.

Privilegios de los familiares

Para garantizarles libertad e independencia, los familiares solo podían ser juzgados por su propio tribunal.  El Fuero sobre causas criminales originó numerosos conflictos con las autoridades civiles. 
Gozaron del privilegio de exención de hospedaje, lo que les permitía no hospedar soldados ni darles bagajes. 

También gozaron de algunos privilegios o beneficios militares: poder usar armas, el acceso a determinados cargos públicos y preferencia para el acceso a estos cargos. 

Otros privilegios eran de carácter social, como el tener un lugar preferente en las iglesias y actos públicos, o que sus mujeres fuesen defendidas también por el Santo Oficio en causas criminales.

Otros cargos: Comisarios del Santo Oficio

Mientras que los Familiares del Santo Oficio eran colaboradores laicos, existían otra serie de cargos como, por ejemplo, los Comisarios. Estos eran presbíteros. Informaban al Tribunal de las prácticas religiosas y de la ideología que existía en la villa. Eran imprescindibles para realizar los expedientes de limpieza de sangre, genealogía e informaciones de actos positivos. Una de sus funciones era recoger las denuncias e interrogar a los testigos.

Calificador del Santo Oficio

Era un Teólogo que se dedicaba a censurar libros y proposiciones.

Notario del Santo Oficio

Una vez que el Inquisidor dictaba sentencia y decidía ordenar la prisión, comenzaba un proceso, donde se comunicaba al Alguacil para que fuera con el Comisario a detener a la persona en cuestión. Junto con el Notario y los familiares, todos iban a la casa del reo. El notario intervenía cuando se detenía a la persona por parte de un alguacil y tomaba nota del ingreso en la cárcel y del secuestro de sus bienes, dando fe de ello.

En 1604, se dispuso que se nombrasen notarios sólo en las villas en las que hubiese comisario. Éste se debía elegir entre los familiares del número y, si no hubiese ninguno que supiese leer y escribir, se nombraría a un clérigo de la localidad.

Familiares del Santo Oficio y otros cargos en Agudo

El estudio de los familiares en Agudo es muy interesante. Gracias al cruce de información de distintas fuentes, he podido elaborar un listado extenso de personas que optaron a algún cargo del Santo Oficio. Además de los familiares, aparecen otros cargos, como son: Comisarios, los Notarios, Fiscales y Calificadores.

Por otra parte, al tener ya completado el Árbol Genealógico de Agudo, me permite situar a cada persona dentro de su contexto,  familiares, oficios y, sobre todo, las redes sociales existentes y su posición social. Si a esto unimos los distintos pleitos de la Inquisición que han tenido lugar desde finales del siglo XV, hace que la historia sea apasionante.

El listado recoge 31 personas que desempeñan diversos cargos inquisitoriales. Siendo el más antiguo que he encontrado el Familiar del Santo Oficio Juan Luengo Franco, de oficio tendero, allá por 1572, y el último, Don Alfonso Sánchez de Navas.

Cargo Nombre Fecha aprox Lugar Nac. Oficio Cargos
Familiar del Santo Oficio Juan Luengo Franco 1572 Talarrubias Tendero Alcalde ordinario
Familiar del Santo Oficio Bartolomé García de San Román 1580 Agudo Escribano
Familiar del Santo Oficio en la Puebla de Don Rodrigo Doctor Alonso Luengo 1592 Agudo Doctor
Familiar del Santo Oficio Lucas García marido de María Escudero ( de Agudo) 1595 Fuencaliente

Comisario del Santo Oficio Diego del Arco 1603 Agudo Presbítero
Calificador en Madrid Fray Juan Laso 1603 Agudo Orden de los Mínimos
Familiar del Santo Oficio Juan Martín de Lorencio 1621 Agudo
Regidor
Familiar del Santo Oficio Martín Higuero Arévalo 1623 Aldea del Cano Mercader
Notario del Santo Oficio Don Juan Rodríguez Pizarro 1605 Agudo

Familiar del Santo Oficio Andrés Camacho Villalón 1605 Agudo
Alcalde / Regidor
Comisario Santo Oficio en Yucatán (México) Fray Hernando de Nava 1611-1619 Agudo Dominico
Comisario del Santo Oficio Juan García Cuadrado 1620 Agudo Presbítero
Familiar del Santo Oficio Alonso de Yegros 1625


Comisario del Santo Oficio Frey Pedro Luengo de Yegros 1625 Agudo Hábito de Calatrava
Comisario del Santo Oficio Lcdo. Juan Zazo de Yegros 1632 Agudo Presbítero
Comisario y Notario del Santo Oficio Bartolomé Luengo de Yegros 1638 Agudo Presbítero
Fiscal del Santo Oficio en el Tribunal de Llerena Alonso Montano Pizarro 1658 Agudo
Fiscal
Comisario Santo Oficio en la Puebla de Don Rodrigo Lcdo. Juan Rubio 1635 Agudo Presbítero
Familiar del Santo Oficio Don Agustín de Herrera y Marfil 1664 Agudo
Alcalde
Comisario Santo Oficio y Notario Alonso Vacas de Ávila 1670 Agudo Presbítero
Familiar del Santo Oficio Lcdo. Don Diego Montano de Yegros 1678 Agudo Abogado Alcalde
Comisario del Santo Oficio en Abenójar Don Alonso Camacho Cuadrado 1693
Presbítero
Familiar del Santo Oficio Don José de Prádena Velasco y Ribera 1689 Abenójar Gobernador y Justicia Mayor
Comisario del Santo Oficio Don Juan Sánchez del Abad 1704 Agudo Presbítero
Comisario Santo Oficio en Fuenlabrada (Madrid) Lcdo. Sebastián Bacas de Ávila 1701 Agudo Presbítero y Abogado
Comisario Santo Oficio Diego López Solanilla 1704 Siruela Presbítero
Comisario Santo Oficio Don Alonso García de la Vera Cuadrado 1723 Agudo Presbítero
Familiar del Santo Oficio Don Pedro Pascual Sánchez de Navas 1748 Agudo Abogado Alcalde, Hidalgo
Familiar del Santo Oficio Don Juan Sánchez de Navas 1550 Agudo Abogado
Familiar del Santo Oficio Don Alfonso Sánchez de Navas 1778 Agudo Abogado Alcalde estado noble






Inquisidor Tribunal Santa Inquisición en Llerena Pedro Ramírez Villalón 1748 Garlitos Hábito de Calatrava, Residente en Agudo

Un factor que contribuyó a que los cargos inquisitoriales recayeran en los mismos linajes era la tendencia a concertar matrimonios entre iguales, entre personas del mismo nivel social y, si era posible, superior. De esta forma, determinadas familias iban acaparando honras, cargos y dignidades durante generaciones. Esto es significativo en Agudo en el caso concreto de los Yegros.

Juan Luengo Franco era el padre del Doctor Luengo, quien, por cierto, llegó a ser Alcalde Mayor en Lorca (Murcia). El hijo de éste, Frey Pedro Luengo de Yegros, sería del hábito de Calatrava y Comisario del Santo Oficio.

Como se aprecia, todas las personas eran de un nivel económico alto, y todos aspiraban a mejorar su posición social, desde el tendero y mercader, a los muy influyentes escribanos y abogados. Los oficios que más interesaban a los familiares eran los de honra: alcaldes, ordinarios y de hermandad, alguaciles mayores, regidores y procuradores síndicos.

En esta relación, cabe destacar a Fray Hernando de Nava, Comisario del Santo Oficio en Yucatán (México) desde 1611 a 1619, y al Fiscal del Tribunal de la Inquisición de Llerena Alonso Montano Pizarro. En 1748, residía en Agudo Pedro Ramírez Villalón, natural de Garlitos e Inquisidor del Tribunal en Llerena. Estaba relacionado con Don Pedro Sánchez de Navas y su mujer Doña María Ana Sánchez Bravo.

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Algunos pleitos en los que aparecen

De la documentación que tengo, he seleccionado algunos expedientes que muestran distintas situaciones o actuaciones,  en las que se vieron inmersos algunos familiares.


Juan Luengo Franco vs Juan Martín Zapatero

El 19 de agosto de 1572, tuvo lugar un pleito entre el Familiar Juan Luengo Franco y Juan Martín zapatero. El padre Alonso de Siruela, teniente de cura, fue a dar el Santísimo Sacramento a una mujer que estaba muy enferma y que llamaban la Halcona. El dicho Juan Martín zapatero fue a la iglesia para acompañar al Santísimo Sacramento y, como había poca gente, no había personas para llevar el palio y las hachas (de cera). El teniente de cura mandó al dicho Juan Martín que tomase un hacha para con ella ir alumbrando al Santísimo Sacramento. Y teniéndola en su mano encendida, llegó a él, el dicho Juan Luengo airado y, con palabras descomedidas dijo al dicho Juan Martín que le diese el hacha, que no la había de llevar y él se la quiso tomar por fuerza..

Como no se la podía quitar se fue enojando y "juraba a Dios que un puto judío como él era, no había de llevar la dicha hacha". Prosiguiendo en su propósito, Juan Luengo aguardó a que fuese el Santísimo Sacramento a la casa de la dicha Halcona, y al salir el clérigo con el Santísimo Sacramento y  Juan Martín con el hacha encendida,  Juan Luengo arremetió contra el para quitársela. En este forcejeo, Juan Luengo tuvo mala fortuna, ya que el hacha encendida le provocó heridas en la cara, sangrando por ellas.

Simón Ruiz, alcalde de la Santa Hermandad vio las heridas y prendió a Juan Martín, llevándole preso a la cárcel.

Cuando Juan Luengo Franco dio su versión de los hechos, dijo que "llevándose el Santísimo Sacramento a una mujer enferma, vecina de la dicha villa, mujer que fue de Toribio García difunto, tomó un hacha para llevar delante Juan Martín zapatero, vecino de la dicha villa que es un hombre de baja suerte, nieto de un hombre que fue reconciliado por este Santo Oficio, habiendo muchos hombres honrados, cristianos viejos que la debían llevar (…) a la vuelta a la iglesia, así de la dicha hacha, pidiendo que me la diese y sabiendo el susodicho por ser notorio ser yo cristiano viejo y hombre honrado y alcalde de la Cofradía de la Caridad de la dicha villa este dicho año y familiar de este Santo Oficio, no solamente la quiso dejar, más aun, me dio con ella encendida el rostro en que me hirió gravemente (…) y pido como familiar de este Santo Oficio que se mande a la Justicia de la dicha villa de Agudo que el proceso de la dicha causa y al dicho preso a este Santo Oficio (…)".
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Pleito de competencias entre el Tribunal de la Inquisición y el Lcdo. Sebastián de Bacas Ávila, Comisario de Agudo.
(este expediente ya lo publiqué en el Blog en el año 2011, pero me parece oportuno volver de nuevo sobre el).

En el año de 1702, se produjo un pleito de competencias entre los representantes concejiles de Agudo contra el Lcdo. Don Sebastián de Bacas Ávila, comisario del Santo Oficio. Los alcaldes ordinarios Juan Martín de Gostanzo y Juan Vera de Yegros y los regidores Juan de Yegros Gregorio y Diego de Herrera se quejaron de los excesos que cometió el dicho comisario.

Solicitaron que estuviera preso en una cárcel de familiares, en lugar de estar retenido en la casa de un familiar. También se pidió que durante el tiempo que durase la causa, le hicieran el secuestro de bienes y le suspendieran la prueba. Pero fue absuelto por los Inquisidores del Tribunal de la ciudad de Toledo.
Se tomó declaración a 29 testigos.

El Lcdo. Sebastián Bacas de Ávila se defendió de los cargos alegando que todo se debía a una conjuración entre algunos particulares del pueblo y rechazó las siguientes acusaciones por ser falsas:
  •  Venta de la Dehesa. Se le acusaba de ir difundiendo esta falsa noticia, lo que provocó mucho malestar en el pueblo. Él dijo que se oponía a la venta.
  • Pasar armas prohibidas. Algunas noches las llegó a sacar diciendo que eran necesarias para su defensa. Los Montanos, Veras y Orellanas le buscaban para matarle, y así se lo participó el Lcdo. Don Gabriel de Herrera presbítero y que muchas noches le estuvieron aguardando para ejecutarlo, y esto es público y notorio así en la villa como en el contorno como lo han puesto los más de los testigos de una y otra parte. Lo otro, porque con dicho motivo, odio y enemistad tan grave (…) le fue lícito y permitido el reparo a su defensa, que no la podría tener en otra forma sino con dichas armas (…) mayormente cuando de ello no se ha seguido daño ni delito, si solo su reguardo y seguridad (…) calificando así mismo que dicha enemistad era capital, así por el motivo de los cargos primeros, como porque abrigaba y defendía a diferentes pobres vecinos de los pleitos y sin razones con que les hostigaban dichas familias.
  • Sobre haber matado a un buey de Miguel López, dice que sufrió heridas por el dicho buey y, por tanto, hubo causa para ello.
  • Sobre el cargo de haber sido abrigo de contrabandistas y forajidos. Dijo que nadie ha visto nada de esto y menos lo había podido probar.
  • Sobre el abuso de autoridad, cargos de injurias y amenazas, que llevaría a ciertas personas al Tribunal de la Inquisición y les fulminaría a causas. Dijo que solo ocurrió durante una discusión normal y decente.
  • Sobre el capítulo de que comió y bebió después de las dos de la noche del día de Santa Ana, dijo misa en dicho día, y está acreditado que fue calumnioso. Facilita pruebas que sitúan al presbítero en otro sitio, que no estaba donde decían algunos testigos sobre que estuvo bebiendo vino de una calabaza. Algunos testigos luego se retractaron.
  • Sobre el cargo de haber vivido con incontinencia, le acusaron de dos casos, uno de haber tenido hijos con una mujer soltera y otro de la comunicación con una mujer casada.
  • Sobre lo ocurrido la noche del 4 de mayo, cuando dijo palabras inhonestas a las puertas de las casas de Juan Antonio González, las abrió y entró adentro. El dicho Juan Antonio le lanzó un ladrillo.
  • También rechazó el capítulo sobre que hablaba mal de las mujeres.
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Don Juan Sánchez de Navas en el pleito de Hechicería de Almadén en 1760.

El tercer expediente, corresponde a un caso de hechicería que tuvo lugar en Almadén en el año de 1760. El Licenciado don Juan de Navas, familiar del Santo Oficio de Agudo, entregó al cura párroco de Almadén, Frey don Pedro Gijón y Triviño, un edicto para que cualquier persona pudiera exponer las sospechas que tuviese. Como no existía en ese momento un familiar inquisitorial en Almadén, el párroco nombró como notario al presbítero don Andrés Ortiz de Puelles.

La convocatoria tuvo un enorme éxito, parece que todo el mundo tenía que contar algo. Se anotaron las declaraciones de 110 personas, hubo otros 301 testimonios que no se consideraron relevantes y por tanto no se incluyeron en el expediente. Por falta de tiempo,  se quedaron por testificar otras 774 personas.

Se acusa a tres mujeres de practicar la brujería y la hechicería: Ana Marín, que ya había sido investigada por dos comisarios unos años atrás, Agustina de la Rosa y la Lorcana.


Hay acusaciones muy variadas, como  “La Sola”, que se había casado dos veces y luego apareció el primer marido, “Concan” que podía presagiar la lluvia guiándose de los planetas; la Bruja la Coja de la Pata de Palo, que curaba hechicerías y que había hecho mal a muchas personas; María “la del Maestro” que curaba con aceites y mejunjes a los hombres; Teresa la Calderona, que convertía los hombres en bestias; Bárbara con dotes de vidente; Manuel Zaones, de Gargantiel que entendía de estrellas y cabañuelas; “La Tuerta” que curaba el mal de ojo; la Justa que era Judía; la Bendita que era partera. 

Aparecen varios vecinos de Agudo. Así, está Pedro Bravo, que fue a Almadén " preguntando por Ana Marín para que le diese una medicina para su hermana que estaba mala y se decía que por maleficio, la cual llamada ante nosotros dijo que no la podía curar sin que hubiese presente alguna ropa de la que actualmente vestía, y mandó fuesen por la tal ropa , y que también trajesen un puchero nuevo sin estrenar con miel virgen, todo lo cual traído se quedó con un justillo, que fue la ropa que trajeron y en el puchero con la miel, echó unos polvillos, al parecer los que sacó del pecho, y mandó que aquello lo fuese tomando en ayunas por las mañanas hasta que se acabase. y que el justillo lo guardaba para observar; y a los pocos días supo el declarante se había aliviado. como también ha oído que curaba del mal de ojo.

Entre los hechizos, pócimas, conjuros y sortilegios predominan los siguientes:

- echar un puñado sin contar de garbanzos en un pozo para hacer desaparecer las berrugas 
- mejunjes y pócimas hechas con raspaduras de las uñas, sangre de la menstruación, cabellos de debajo del brazo y de sus partes, para atraer a una persona. La pócima se daba con un buñuelo.
- oraciones para quitar la culebrilla y la erisipela (las oraciones para la culebrilla aún se siguen haciendo en Agudo)

- oraciones  y remedios contra el mal de ojo
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Proceso de fe a Juan Macías. 1727-1743 

Algunos años antes de los hechos arriba relatados, hubo un proceso de fe contra Juan Macías, natural de Agudo y vecino en el Risco. La historia, bastante interesante, está publicada en la entrada Curanderos, hechiceros y otras hierbas. Por tanto, no me extenderé, pero básicamente se trata de otro caso donde se entremezclan los curanderos, con las supersticiones y la creencia en los maleficios, muy extendidos en la sociedad.

En este proceso interviene el Comisario del Santo Oficio de Agudo, Don Alonso García de la Vera Cuadrado, y decidirá recluir en las cárceles secretas del Santo Oficio a Juan Macías, por sospechoso de maleficio y jactancioso de supersticioso.

Juan Macías, natural de la villa de Agudo, vecino del Risco, de oficio herrero, de edad de cincuenta años, preso en las Cárceles Secretas de este Santo Oficio, miércoles por la noche del día doce de abril de mil setecientos y treinta años. Sus señas personales: moreno, muy cerrada la barba, nariz pequeña, ojos pardos, pelo negro, mediana estatura, una señal encima de la ceja izquierda de una descalabradura. Hizo juramento acostumbrado y declaró no traer arma o algo ni cosas prohibidas y no trae más ropa puesta, ni para el servicio de su persona que un coleto y una capa y unos harapos, todos muy maltratados. De todo lo cual se dio por entregado a la persona de don Francisco Sebastián Camacho, Alcalde de las cárceles secretas de este Santo Oficio ..."


Conclusiones


Con esta entrada he querido profundizar en la figura de los familiares  y comisarios del Santo Oficio en Agudo. Hay más documentación en forma de pleitos, expedientes de limpieza de sangre y otras, que nos permitirán conocer mejor el mundo de la Santa Inquisición en Agudo,  en próximas entradas.

Siguiendo con el hilo conductor de esta historia,  en el catastro de la Ensenada en 1752, figura como propietario de la casa de la Inquisición el presbítero Don Alonso García de la Vera Cuadrado, comisario del Santo Oficio.

Tras su  fallecimiento en 1754, la casa posiblemente la heredó uno de sus sobrinos, hijos de su hermana Doña Ana García de la Vera Cuadrado, casada con Don José Sánchez de Navas. Quizá fuese, Don Pedro Sánchez de Navas. Este fue Familiar del Santo Oficio en torno a 1748 e hidalgo. Su hijo, Don Alfonso Sánchez de Navas, también hidalgo, solicitó el cargo de Familiar en 1778.


Fuentes:

- Gonzalo Cerrillo Cruz, Aproximación al estatuto jurídico de los familiares de la inquisición española, Universidad Autónoma de Madrid, Manuscritos 17, 1999.
- Lorenzo Ortega Gómez, Inquisición y sociedad: Familiares del Santo Oficio en el mundo rural de Castilla la Nueva (siglos XVI-XVIII).
- Catastro de la Ensenada, 1752. Agudo
- Pedro Miranda Ojeda, las Comisarías del Santo Oficio. Funciones y funcionarios en la estructura inquisitorial de Yucatán, 1571-1820. Universidad Autónoma de Yucatán, Mérida, México. Desacatos num.25, 2007.
- Archivo General de la Nación, México.
- Diego López Cogolludo - Historia del Yucatán
- Libros de Bautismos, Matrimonios y Defunciones de Agudo
- Libros de Cofradías
- AHN Inquisición Leg. 124, exp.16
- AHN OMM Religiosos Calatrava exp 125
- AHN Inquisición 2.102, exp.8
- AHN Inquisición,90.2, exp.10
- AHN Inquisición 90, exp.2
- AHN Inquisición 91, exp.2
- AHN Inquisición 285, exp.327
- AHN Inquisición 275, exp. 172
- AHN Inquisición 285, exp. 328

- AHN Inquisición 359, exp. 1.383

martes, 26 de mayo de 2015

Podcast Memorias de un tambor

Tengo bastante avanzada la próxima entrada del blog , que versará sobre otro aspecto poco conocido de la historia de Agudo. No creo que tarde mucho en publicarla, pero estoy con los últimos flecos de este trabajo.

Mientras tanto, os recomiendo un Podcast de Historia más que espectacular, lo siguiente. Se trata de Memorias de un tambor.  El responsable de este fabuloso proyecto se llama José Carlos Gracia.


Es impresionante la labor divulgativa que está realizando José Carlos G. Es un apasionado por la Historia y se nota. Nos regala su trabajo en formato Podcast, lo que nos permite escucharle en cualquier momento. Se puede acceder a su web Memorias de un tambor o a través de la plataforma Ivoox.

Podéis empezar por cualquier tema, aunque yo os recomiendo uno de los últimos, el dedicado a los Monasterios.

 

jueves, 30 de abril de 2015

Algunos datos sobre la imagen antigua de Nuestra Señora del Rosario de la Aurora de Agudo (Ciudad Real)

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Por Isabel Cabrera
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La costumbre, seguida por los auroros, de entregar una estampa a los miembros de la hermandad ha posibilitado la pervivencia de una representación de la antigua Virgen del Rosario que se destruyó en el verano de 1936. 

  La observación atenta de la fotografía permite percibir cierta discordancia en lo que, a primera vista, parece una obra unitaria. En principio, la postura que presenta la figura de la virgen no parece adecuada para sujetar un niño sobre el brazo o no es, al menos, la que suelen mostrar otras esculturas de “vírgenes con niño.” En segundo lugar, el infante ostenta un porte muy característico de “niño en la cuna” que, de otro modo, no parece acoplarse muy bien al brazo. Finalmente, ambas figuras, niño y madre, se presentan muy poco cohesionados en la talla, lo que implicaría una mayor fragilidad del conjunto e incrementaría las posibilidades de ruptura. Las razones apuntadas nos llevaron a revisar la documentación conocida sobre la cofradía de Agudo, así como las establecidas en otras localidades de Andalucía, Extremadura y Murcia, fundamentalmente, donde hallamos algún dato que, así lo hemos creído, parecen confirmar la posibilidad de que la talla original careciera de criatura.

Aunque las cofradías rosarianas se originaron en el siglo XV, será tras la batalla de Lepanto (1571), en la que la victoria española fue atribuida a la intercesión de la Virgen del Rosario, cuando incrementen su popularidad. Dos años después, en 1573, el papa Gregorio XIII instituyó su fiesta el primer domingo de octubre y un seis de mayo de mil quinientos setenta y cinco se constituyó la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario en Agudo, según consta en su libro cancelario conservado en el archivo parroquial. No conocemos ningún documento de esta fecha que avale la existencia de una representación de la virgen titular, aunque una ilustración de la imagen arrasada en 1936 facilitaría su datación en un momento no demasiado lejano al del establecimiento de su cofradía. La estampa que se conserva no tiene calidad, por lo que no resulta fácil apreciar los detalles, aunque parece evidenciarse cierto aire renacentista; así mismo, el hecho de que la efigie fuera una talla de bulto redondo y contara con algún tipo de vestimenta ya en la primera década del siglo XVII pudiera estar avalando una fecha más temprana para su ejecución. El antiguo camino Córdoba-Toledo, muy transitado en esa época, debería orientar sobre los talleres viables en los que podría haberse ejecutado, aunque la cantidad de veces que los documentos aportan anotaciones sobre compras de ornamentos religiosos en Toledo abogan por esta ciudad.

En la visita que realizó un prior de la orden de Santo Domingo en 1608 se anotó lo siguiente: …señalo por imagen de la dicha cofradía, la que de su mano han vestido y por su altar el que la dicha imagen tiene que está al lado de la sacristía… De la cita parece deducirse que la imagen es anterior a la inspección del dominico, lo que no debe resultar extraño si se tiene en cuenta que, en el momento de la visita, la cofradía contaba ya con treinta y cuatro años. También cabe suponer que usaba algún tipo de vestimenta, aunque es en los inventarios posteriores, contenidos en el libro cancelario, donde se incluyen más detalles al respecto. El inventario incluido en la visita realizada por la Orden de Calatrava en 1631 menciona un vestido de brocatel de color carmesí (ropa, saya y manto con mangas), otro vestido de raso blanco (manto, ropa y delantera de saya de color carmín), otro manto y delantera de saya de raso azul, una corona de plata y dos rosarios que tiene puestos nuestra señora, pero no anota ningún tipo de indumentaria o alhajas para un párvulo.

El inventario de 1765 detalla también algunas vestiduras destinadas a la virgen, aunque cabe destacar una anotación bien curiosa: un niño que tiene para su brazo, de lo que cabe deducir que el mentado niño no forma parte de la talla principal; así mismo, se consignan una enagüita, dos mantillas con encaje de oro y plata y un mandil de lana con encajes, aunque no se especifica quién los viste.
Otros documentos, los inventarios parroquiales, revelan que la imagen de la virgen era una talla con un niño en brazos (1925), que había sido restaurada en 1889. Con estos datos cabe creer que, al menos, desde mediados del siglo XVIII el modelo iconográfico que representaba a la Virgen del Rosario sujetaba un niño sobre el brazo y, tal vez, la restauración de 1889 pudiera haber tenido en cuenta algún tipo de sujeción más segura para el infante, proporcionando al grupo escultórico la apariencia que exhibe en la fotografía.

Aunque el modelo de virgen con niño está muy generalizado, se han utilizado varios modelos iconográficos en la representación de la Virgen del Rosario de la Aurora y, parece ser que en la provincia de Granada predomina el tipo de virgen entronizada, como Reina del Santo Rosario. Además de otros complementos que caracterizan a las imágenes granadinas, interesa destacar el cetro y el banderín con el anagrama de María ya que el acto de asir cada uno de estos emblemas exige para las manos y los dedos una postura muy característica, que se asemeja en buena medida a la que presenta la desaparecida escultura de Agudo. Carecemos de cualquier evidencia sobre cetro y banderín, pero en el inventario de 1631 se mencionan dos rosarios, que tiene puestos la Virgen, y parece más natural mirar la estampa e imaginársela con un rosario en cada mano, que con el niño con el que la vemos.

Ya en la visita de 1608 se afirma que su altar estuvo situado al lado de la sacristía y allí permaneció hasta que, durante la reforma realizada en 1975, en tiempos del párroco D. Magdaleno, se cambió al lugar que ocupa en la actualidad. Del retablo antiguo no se conocen muchos datos, en las cuentas de 1711 consta que lo hicieron Juan Serrano Montes, el Mozo y Blas Serrano, su primo, que valió 2.200 reales, un toro y tres libras de cola (12 reales). En el balance de 1717 se indica que dorarlo costó 1420 reales, fue obra de Andrés de la Peña, dorador, el oro y otros materiales importaron 1984 reales, y tuvieron que vender treinta cabras y una viña para hacer frente a los gastos, pues el dinero no les alcanzaba ˗por supuesto, el día que pusieron la Virgen en el altar hicieron una celebración con pólvora, música, misa y vísperas que alcanzó otros 175 reales˗. Los inventarios parroquiales de fines del XIX y comienzos del XX especifican que se trata de un retablo churrigueresco, todo dorado, con grada, mesa, ara consagrada y sagrario con cortina y sacras forradas de lata y pintadas de blanco, y debió estar formado por dos cuerpos, el inferior con tres calles y el superior con una, a tenor de los santos y nichos que los cobijaban. Al menos dos de las hornacinas, la de la Virgen del Rosario y la de San Juan, estaban protegidas con un cristal en 1925. Santa Catalina ocupaba el hueco superior.

Entre 1663 y 1684, se hizo una corona de plata para la Virgen que importó 1.100 reales (no se menciona corona para niño y la madre ya poseía corona en 1631), y una lámpara del mismo material (3.089 reales) en Toledo. El siglo XVII fue, a tenor del libro cancelario, el momento de mayor esplendor de la cofradía, que contó con un capital en tierras y ganado lo suficientemente importante como para costear unos actos cultuales y lúdicos muy señalados en la localidad. Con el nuevo siglo llegarían los mandatos del arzobispo toledano que pretendían imponer unas actuaciones más devocionales y menos festivas, aunque solo consiguieron disminuir la popularidad de unas asociaciones ˗la decadencia también se detecta en la Hermandad Sacramental˗ que habían conseguido aunar a la mayor parte del vecindario en los comienzos de la Edad Moderna.

Un repaso a los textos que conservo sobre hermandades de auroros corrobora que Agudo es uno de los escasísimos lugares donde se conserva una documentación bien amplia de la cofradía, contenida en su libro de cuentas que abarca desde el momento de su fundación hasta 1825, además de un conjunto de coplas, compiladas en dos libros que, seguramente, no tienen parangón. Proteger todo ello y transmitírselo a las siguientes generaciones debería ser un objetivo de toda la población, pues ha sido el celo de aquéllos que nos precedieron lo que ha posibilitado que hoy tengamos acceso a esta información.

Finalizo con las palabras que el doctor Romero Mensaque, seguramente la persona más versada en temas rosarianos de todo el país, dedicó a los auroros de Agudo (Romero Mensaque, 2012): …debe mencionarse a la Hermandad de la Virgen del Rosario de Agudo (Ciudad Real), antigua cofradía dominica desde finales del siglo XVI, cuyos hermanos mantienen el antiguo Rosario de la aurora con todo su ritual, saliendo a las cuatro de la mañana y culminando el rosario con la misa de alba.

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Bibliografía:

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-Delicado Martínez, Francisco J. (2013): “Los auroros de Yecla (Región de Murcia).” El Patrimonio Inmaterial de la Cultura Cristiana, San Lorenzo del Escorial.
-Cerrillo Mansilla, Juan F. (2005): El Rosario de la Aurora. Ciudad Real
-Libro Cancelario de Nuestra Señora del Rosario. Archivo parroquial, Agudo.
-Marcos Arévalo, Javier (1992): “Apuntes al fenómeno de los auroros en Extremadura: los casos de Garbayuela y Zarzacapilla”. Rev. Alcántara, 25; Cáceres.
-Palomino Ruiz, Isaac (2012): “La Aurora María: notas en torno a su devoción en tierras granadinas.” Advocaciones marianas de Gloria, San Lorenzo del Escorial.
-Romero Mensaque, Carlos J.: “La devoción del Rosario en Andalucía: rosarios públicos, hermandades y coplas de la aurora.” Instituto de Estudios Almerienses. Biblioteca Electrónica.
-Romero Mensaque, Carlos J. (2012): “El fenómeno de los rosarios públicos en España durante la época moderna. Estado actual de la cuestión.” Revista de Humanidades, nº 19
-Retana Rojano, Rafael: “La hermandad de Nuestra Señora de la Aurora María: documentos para su estudio.” Instituto de Estudios Almerienses. Biblioteca Electrónica.

-Ruiz Fernández, José: “La conversión de la Virgen del Rosario en Virgen del Martirio, patrona de La Alpujarra.” Instituto de Estudios Almerienses. Biblioteca Electrónica.